sábado, 30 de mayo de 2009

En el día del maestro

Es buena ocasión para reconocer y recordar a esas personas que han estado conmigo en el aprendizaje no sólo de los libros, sino de la vida... Quiero agradecer a todos mis maestros, esos que desde los inicios escolares han dejado huella en mí. A los maestros del kínder, de la primaria. Esos que día a día dedicaron su tiempo para enseñarnos las letras y los números, que aguantaron gritos y risas de niños inquietos, que explicaban una y otra vez la lección para que todos la comprendiéramos. Esos maestros que alguna vez odiamos porque nos dejaban tarea en vacaciones y que amamos cuando nos dejaban salir temprano al recreo. A los maestros de la secundaria, aquellos que nos enseñaron lo esencial de la vida de adolescente, maestros realmente estrictos que nos enseñaron disciplina y que tenían que castigarnos cuando nos salíamos de clase. Esos maestros que soportaron con paciencia nuestras risas y burlas cuando hablaban de sexualidad, pero que a la vez nos hacían sonrojar con sus clases, esas que creíamos inútiles pero que ahora sabemos que son la base de nuestra vida.
A los maestros de la prepa. ¡Ah, aquellos tiempos! esos en los que crees que el mundo gira alrededor de ti. Gracias a todos esos maestros que nos hicieron poner los pies sobre la tierra y que poco a poco nos fueron guiando hacia lo que sería nuestra profesión. Maestros, que nos hicieron llorar con las lecciones de historia, de química y de cálculo y que hoy son recordados con mucho cariño.
A los maestros de la universidad. ¡Cómo olvidarlos! Maestros de vida, maestros de profesión. Esos maestros que te permiten olvidar su título y llamarlo solamente por su nombre. Gracias a todos ellos por los consejos, por los secretos de profesión compartidos, por vernos como futuros colegas más que como futura competencia, por su apoyo pero sobre todo por la amistad brindada.
A todos ellos, a los que me regañaron y los que me premiaron, a los que me exentaron de un examen, y al que alguna vez me reprobó… Gracias porque es por ustedes que hoy soy una gran profesionista y una gran persona.
Gracias por las enseñanzas del ayer… Y los recuerdos del ahora.
Con mucho cariño en su día.

lunes, 25 de mayo de 2009

el amor y el perdón, la pareja perfecta

Piensa en cuanto eres capaz de perdonar y tendrás la medida perfecta de cuanta capacidad tienes de amar. Es común escuchar a las personas decir "Yo perdono pero no olvido". Es extraño. Porque que al recordar, sin duda vas a revivir el dolor que te han causado y lo más probable que vuelvas a sentir rabia, impotencia, rencor, dolor.El perdón va de la mano con el amor.¿Para qué perder el tiempo en lo que ya pasó? ¿Quién sufre más?¿Ese ser humano que cometió el error de herirte?, lo más probable es que ni siquiera tiene conciencia de haberte causado tristeza, por lo tanto, ni lo recuerda. Y si está consiente del daño que ha causado... ¿Quién sufre más? ¿El que hiere o el que es herido?Sin duda el que hiere. Piensa que esa persona le gustaría sentirse feliz con su forma de ser, pero su carácter no se lo permite y es más, tal vez es su mejor coraza para defenderse de un mundo cada vez más deshumanizado. Pero aún así, le gustaría ser distinta... Por lo tanto, sufre más que tú.El amor lo puede todo y transforma todo. Cicatriza heridas, borra huellas de dolor y tristezas, da cabida al perdón, al entendimiento, a la reconciliación, incluso a enviar bendiciones para quien ha sido responsable de sembrar desencanto y dolor en nuestras vidas.Libera tu alma de toda amargura y muestra entrañas de misericordia para quien te haya herido.Y es bueno que te preguntes... ¿Nunca has herido a alguien? ¿Te gustaría ser perdonado? Entonces hazlo, primero contigo mismo y luego con los demás. De esta manera, conseguirás no sólo la paz que buscas sino que habrás crecido en el amor y el perdón... y Jesús, presente en cada uno de nosotros te lo agradecerá y te devolverá multiplicadas, todas las bendiciones que pidas por tu agresor.

viernes, 8 de mayo de 2009

La mamà mas mala del mundo

Mientras otros niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado.Cuando los demás tomaban refresco gaseoso y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer un sándwich y un licuado.Mi madre siempre insistía en saber en dónde estábamos.También tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo.Insistía en que: si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardáramos "una hora".Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper la ley contra el trabajo de menores, hizo que laváramos trastos, tendiéramos camas, que aprendiéramos a cocinar, a planchar y muchas cosas igualmente crueles.Hasta creo que se quedaba despierta en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer.Siempre insistía que dijéramos la verdad.Y cuando llegamos a la adolescencia nuestra vida se volvió aún más miserable.Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. nos avergonzaba hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar a la puerta para preguntar por nosotros.Mi madre fue un completo fracaso. ninguno de nosotros ha sido arrestado, cada uno de mis hermanos ha servido en una misión y también en nuestro país.Y.. ¿a quién debemos culpar?Tienes razón, ¡a nuestra madre!Vean de todo lo que nos hemos perdido:Nunca hemos podido participar en una manifestación. en actos violentos y miles de cosas más que hicieron nuestros amigos. ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos, trabajadores, responsables.Y ¿saben algo? tomando esa referencia. yo estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera.Y le doy gracias a dios por haberme dado “La mamá más mala del mundo".

martes, 5 de mayo de 2009

LOS NIÑOS DEL MUNDO, UNA ESPERANZA

La idea de festejar el “día del niño” surgió hace ya más de 40 años, el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de la ONU tuvo una reunión en la que decidió reafirmar los derechos de los niños universalmente. Desde entonces, cada país cuenta con un día para celebrar y organizar actividades para ayudar a desarrollar el bienestar de los pequeños en todo el planeta. En México lo celebramos el 30 de abril, pero es hasta el 20 de noviembre cuando se celebra mundialmente.Los niños del mundo, una esperanzaCuántas veces hemos dicho la frase: Los niños son la esperanza del mundo. Pero ¿Lo creemos?.Necesitamos desde ya, convencernos de que esas palabras tienen forma.Son más que palabras, si lo que deseamos es en verdad, un mundo mejor.Motivarnos para que en nuestro papel de adultos -llámese padres de familia o maestros- hagamos lo que esté a nuestro alcance para que esa esperanza empiece a florecer y crezca con nuestros niños para una realidad mejor, que ofrezca más posibilidades de valoración, de vida al ser humano.La realidad de tener un mundo mejor, de vivir con calidad, de producir, de priorizar la paz y la fraternidad, de valorar y cuidar el medio ambiente de ser mejores como hombres y mujeres.Necesitamos abrirles las puertas al conocimiento, bríndales oportunidades de aprendizaje, fomentarles valores y empezar a generar los cambios nosotros como adultos, ya que no basta dar las herramientas para lograr la transformación, sino ejemplificar con acciones.En este mes, en que se celebra a los niños, celebremos junto con ellos esa esperanza, vislumbremos como ellos un futuro no lejano lleno de paz y ¿Por qué no? juguemos, cantemos y regocijémonos con la vida que nos da la oportunidad de tener a nuestros NIÑOS¡¡¡QUIEN NO RECUERDA ESTE HERMOSO CUENTO!!! LA CENICIENTAHubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban CenicientaUn día el Rey de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas del reino.- Tú Cenicienta, no irás -dijo la madrastra-. Te quedarás en casa fregando el suelo y preparando la cena para cuando volvamos.Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus hermanastras hacia el Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos. - ¿Por qué seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su Hada Madrina. No te preocupes -exclamó el Hada-. Tu también podrás ir al baile, pero con una condición, que cuando el reloj de Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta. Y tocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa jovenLa llegada de Cenicienta al Palacio causó honda admiración. Al entrar en la sala de baile, el Rey quedó tan prendado de su belleza que bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la reconocieron y se preguntaban quién sería aquella jovenEn medio de tanta felicidad Cenicienta oyó sonar en el reloj de Palacio las doce.¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! -Exclamó-. Como una exhalación atravesó el salón y bajó la escalinata perdiendo en su huída un zapato, que el Rey recogió asombrado. Para encontrar a la bella joven, el Rey ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus heraldos a recorrer todo el Reino. Las doncellas se lo probaban en vano, pues no había ni una a quien le fuera bien el zapatito. Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y claro está que sus hermanastras no pudieron calzar el zapato, pero cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que le estaba perfecto. Y así sucedió que el Príncipe se casó con la joven y vivieron muy felices.FIN