martes, 25 de noviembre de 2014

De padre a Hijo

Querido hijo, El día que me veas mayor y que ya no sea el que era, ten paciencia y procura entenderme. Cuando no pueda comer por mí mismo y me ensucie; cuando no pueda vestirme bien, ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándote a comer y vestirte. Si cuando hable contigo, te repito las mismas cosas vez tras vez, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño, a la hora de dormir te tuve que explicar vez tras vez los mismos cuentos hasta que te quedabas dormido. No me avergüences ni me riñas, cuando no quiera ducharme. Acuérdate de las veces que tuve que perseguirte y las historias que tenía que inventar para que quisieras bañarte. Cuando veas mi ignorancia sobre las nuevas tecnologías, no te burles, dame tiempo y ayúdame a entender. ¿Recuerdas cuando empezaste a ir a la escuela? Te enseñé a hacer tantas cosas. Te ayudé a entender tantas cosas. Y sobre todo a saber como afrontar la vida. Muchas de las cosas que has aprendido en tu vida, son resultado del esfuerzo y la perseverancia de los dos. Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dame el tiempo necesario para recordar. Y si no puedo hacerlo, no te pongas nervioso, seguro que lo más importante no era mi conversación y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas. Si alguna vez no quiero comer, no me obligues. Conozco bien cuando lo necesito y cuando no. Cuando mis piernas cansadas no me dejen caminar, tiéndeme tu mano, de la misma manera que yo lo hice cuando tu dabas tus primeros pasos. Y si algún día te digo que ya no quiero vivir, que quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver contigo, ni con tu amor, ni con el mío. Intenta entender que a esa edad, ya no se está tan aferrado a la vida y el pensamiento y la voluntad están más cerca del cielo. Algún día descubrirás que pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti y que intenté preparar el camino que tú debías recorrer. No debes sentirte triste, enfadado o impotente por verme de esa manera. Sólo debes estar a mi lado, intentar comprenderme y ayudarme como yo lo hice por ti. En ese momento, te tocará a ti acompañarme en mi duro caminar. Ayúdame al final de mi camino, con tu amor y paciencia. Yo te pagaré con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido. Te quiero hijo. Tu padre

martes, 18 de noviembre de 2014

El Tren de la Vida

La vida se asemeja a un viaje en tren. Con sus estaciones y cambios de vía, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos casos, y profundas tristezas en otros… Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, creemos que siempre viajarán a nuestro lado… Pero en alguna estación ellos se bajarán dejándonos seguir el viaje, de pronto nos encontraremos sin su compañía y su amor irreemplazable... No obstante, muchas otras personas que nos serán muy especiales y significativas, se irán subiendo al tren de nuestra vida... Nuestros hermanos, amigos y en algún momento, el amor de nuestra vida... Algunos tomarán el tren, para realizar un simple paseo… Otros durante su viaje pasarán por momentos de oscuridad y tristeza… Y siempre encontraremos quienes estén dispuestos ayudar a los más necesitados… Muchos al bajar, dejan un vacío permanente… otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon sus asientos... Es curioso ver como algunos pasajeros, aún los seres queridos, se acomodan en coches distintos al nuestro… Durante todo el trayecto están separados, sin que exista ninguna comunicación… Pero en realidad, nada nos impide que nos acerquemos a ellos si existe buena voluntad de nuestra parte… De lo contrario, puede ser tarde y encontraremos a otra persona en su lugar… El viaje continúa, lleno de desafíos, sueños, fantasías, alegrías, tristezas, esperas y despedidas... Tratemos de tener una buena relación con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo mejor que tengan para ofrecer. En algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos… pero recordemos que nosotros también, muchas veces, titubeamos y necesitamos a alguien que nos comprenda. El gran misterio para todos, es que no sabremos jamás en qué estación nos toca bajar. Como tampoco dónde bajarán nuestros compañeros de viaje, ni siquiera el que está sentado a nuestro lado. A veces pienso en el momento en el que me toque bajar del tren. ¿Sentiré nostalgia, temor, alegría, angustia...? Separarme de los amigos que hice en el viaje, será doloroso y dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste. Pero me aferro a la esperanza de que en algún momento, tendré la gran emoción de verlos llegar a la estación principal con un equipaje que no tenían cuando iniciaron su viaje. Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré para que ellos crecieran y permanecieran en este tren hasta la estación final. Amigos…hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que haya valido la pena. “Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje lindos recuerdos a los que continúan viajando en el Tren de la Vida” FELIZ VIAJE!!!

lunes, 3 de noviembre de 2014

LOS PASOS DE LA FELICIDAD

Hace muchísimos años, vivía un hombre al que se consideraba el hombre más feliz del mundo. Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz. Un día llego ante el un niño y le dijo: “señor, al igual que tu, también quiero ser inmensamente feliz. “Por que no me enseñas… ¿que debo hacer para conseguirlo”? El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: “A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son: MI MENTE Y MI CORAZÓN. El gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida”. “El primer paso, es descubrir la presencia de Dios en todas las cosas de la vida, y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas las cosas que tienes.” “El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer: Este paso se llama autoestima alta.” “El tercer paso, es que debes poner en practica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama motivación.” “El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.” “El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te deja ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú perdona y olvida.” “El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitaran a ti algo de mas valor.” “El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.” “Y por ultimo, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera, puedan ser felices…