jueves, 31 de enero de 2008

PARA COMPRENDER MEJOR LA VIDA

Cuentan que un muy buen hombre vivía en el campo pero tenía problemas físicos, cuando un día se le apareció Jesús y le dijo: "Necesito que vayas hacia aquella gran roca de la montaña, y te pido que la empujes día y noche durante 1 año".
El hombre quedó perplejo cuando escuchó esas palabras, pero obedeció y se dirigió hacia la enorme roca de varias toneladas que Jesús le mostró.
Empezó a empujarla con todas sus fuerzas, día tras día, pero no conseguía moverla ni un milímetro.
A las pocas semana llegó el diablo y le puso pensamientos en su mente: - "¿Por qué sigues obedeciendo a Jesús? Yo no seguiría a alguien que me haga trabajar tanto y sin sentido. Debes alejarte, ya que es estúpido que sigas empujando esa roca, nunca la vas a mover".
El hombre trataba de pedirle a Jesús que le ayudara para no dudar de su voluntad, y aunque no entendía se mantuvo en pie con su decisión de empujar.
Con los meses, desde que se ponía el sol hasta que se ocultaba aquel hombre empujaba la enorme roca sin poder moverla, mientras tanto su cuerpo se fortalecía, sus brazos y piernas se hicieron fuertes por el esfuerzo de todos los días.
Cuando se cumplió el tiempo el hombre elevó una oración a Jesús y le dijo: - "Ya he hecho lo que me pediste, pero he fracasado, no pude mover la piedra ni un centímetro".
Y se sentó a llorar amargamente pensando en su muy evidente fracaso. Jesús apareció en ese momento y le dijo: - "¿Por qué lloras? ¿Acaso no te pedí que empujaras la roca? Yo nunca te pedí que la movieras, en cambio mírate, tu problema físico ha desaparecido. NO has fracasado, yo he conseguido mi meta, y tú fuiste parte de mi plan".
Muchas veces al igual que este hombre, vemos como ilógicas las situaciones, problemas y adversidades de la vida, pongamos todo en las manos de Jesús, y Él por medio de su voluntad nunca nos hará perder el tiempo, más bien, nos hará ser más fuertes!

sábado, 26 de enero de 2008

EL CIRCO

Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo fila para comprar entradas para el circo. Al final, solo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero.La ropa que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos hacían bien la fila, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho saliente en su vida.El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de la mano de su marido, lo miraba como diciendo: "Eres mi caballero de brillante armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: "Tienes razón" La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuántas entradas quería. Él respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para poder traer a mi familia al circo." La empleada le indicó el precio. La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse.Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?" La empleada volvió a repetirle el precio. ¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo? Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte dólares y lo tiró al suelo (nosotros no éramos ricos en absoluto). Mi padre se agachó, recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: "Disculpe, señor, se le cayó esto del bolsillo."El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incomoda. Miró a mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: "Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mi."Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo. Pero no nos fuimos sin nada…REFLEXIÓN: ”ES MAS BIENAVENTURADO DAR QUE RECIBIR” ESTAMOS ACTUANDO COMO HIJOS DE DIOS QUIEN SE DIO A SI MISMO POR NOSOTROS.LA FELICIDAD QUE NOS DA VER EL GOZO Y SORPRESA DE LAS PERSONAS, NO TIENE PRECIO NI SE COMPARA CON NADA. PRUEBA Y VERAS, “TODOS LADOS HAY UNA OPORTUNIDAD.”

jueves, 17 de enero de 2008

El tazón de madera

¡El viejo! se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años.Se mudo de casa. Estaba solo y deseaba compartir en sus últimos días.Los años no pasaron en balde y ya las manos le temblaban. La vista era torpe y los pasos no eran tan fuertes como hace unos años.Toda la familia comía junta en la mesa.Pero las manos temblorosas y la vista enferma del abuelito hacían del alimentarse un asunto difícil.La comida caía de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, no era difícil que se derramara la leche sobre el mantel.El hijo y su esposa se cansaron de la situación: “tenemos que hacer algo con el abuelo”, dijo el hijo. “ya he tenido suficiente y estoy muy harto de esta situación” “derrama la leche; hace ruido al comer y tira la comida al suelo”.Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor; pasaban los días y el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer.Como ya había roto varios platos, su comida era servida en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lagrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado solo.Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observo que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo.Le preguntó suavemente: “¿Qué estas haciendo?” con la misma dulzura el niño le contestó:“ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos”. Sonrío y siguió con su tarea.Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla.Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Y aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer.Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guío de vuelta a la mesa de la familia.Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse más, cada vez que el tenedor se caía, o que la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.Los niños son altamente perceptivos.Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitaran esa actitud por el resto de sus vidas.Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que construyen el futuro de sus hijos.Seamos instructores sabios y modelos a seguir.He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a extrañar cuando ya no estén contigo.. (Triste pero muy cierto, además ellos fueron los que tendieron la mano cuando caíste mientras aprendías a caminar, los que te atienden cuando estas enfermo…)He aprendido que aun tengo mucho que aprender, la gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvida como los hiciste sentir.P.D. dale un abrazo a tus padres de mi parte porque gracias a ellos existimos. Y si ya no están entre nosotros haz una oración por ellos y dale gracias a dios por los excelentes padres que te dio.Triste pero cierto amigos, un poco de realismo de nuestras actitudes con las personas que más nos han amado y que más han dado por nosotros…“NUESTROS PADRES”

jueves, 10 de enero de 2008

¿ESTO PODRIA SUCEDER, TU QUE HARIAS?

Es la tarde de un viernes típico y estas manejando hacia tu casa. Sintonizas la radio. El noticiero cuenta una historia de poca importancia: En un pueblito lejano han muerto 3 personas de alguna gripe que nunca antes se había visto. No lo piensas mucho... El lunes cuando despiertas, escuchas que ya no son 3, sino 30,000 personas las que han muerto en las colinas remotas de la India. Gente del control de enfermedades de EE.UU., ha ido a investigar. El martes ya es la noticia más importante en la primera plana del periódico. Porque no sólo es la India, sino Pakistán, Irán y Afganistán y pronto la noticia sale en todos los noticieros. Le están llamando "La Influenza Misteriosa" y todos se preguntan ¿Cómo vamos a controlarla? entonces una noticia sorprende a todos. Europa cierra sus fronteras, no habrá vuelos a Francia desde la India, ni de ningún otro país en el cual se haya visto la enfermedad. Por lo del cierre de fronteras estas viendo las noticias, cuando escuchas la traducción de una mujer, en Francia, que dice que hay un hombre en el hospital muriendo de la "Influenza Misteriosa".
Hay pánico en Europa. La información dice que cuando tienes el virus, es por una semana y ni cuenta te das. Luego tienes 4 días de síntomas horribles y mueres... Inglaterra cierra también sus fronteras, pero es tarde, pasa un día más y el Presidente de los EE.UU. cierra las fronteras a Europa y Asia, para evitar el contagio en el país, hasta que encuentren la cura... Al día siguiente la gente se reúne en las iglesias a orar por una cura y entra alguien diciendo: ¡Prendan la radio!! y se oye la noticia: "2 mujeres han muerto en Nueva York".
En horas, parece que la cosa invade a todo el mundo. Los científicos siguen trabajando para encontrar el antídoto, pero nada funciona. Y de repente, viene la noticia esperada: Se ha descifrado el código de ADN del Virus; Se puede hacer el antídoto... Va a requerirse la sangre de alguien que no haya sido infectado y de hecho en todo el país se corre la voz de que todos vayan al hospital central para que se les practique un examen de sangre. Vas de voluntario con tu familia, junto a unos vecinos, preguntándote: ¿Qué pasará? ¿Será esto el fin del mundo?... De repente el doctor sale gritando un nombre que ha leído en su cuaderno. El más pequeño de tus hijos está a tu lado, te agarra la chaqueta y dice: "Papi, ¿ese es mi nombre?, Antes de que puedas reaccionar se están llevando a tu hijo y gritas: ¡Esperen!! Y ellos contestan: Todo está bien, su sangre está limpia, su sangre es pura. Creemos que tiene el tipo de sangre correcta... Después de 5 largos minutos salen los médicos llorando y riendo. Es la primera vez que has visto a alguien reír en una semana. El doctor de mayor edad se te acerca y dice: ¡Gracias, señor!!, la sangre de su hijo es perfecta, esta limpia y pura, podemos hacer el antídoto contra esta enfermedad... La noticia corre por todas partes, la gente esta orando y riendo de felicidad. En eso el doctor se acerca a ti y a tu esposa y dice: ¿Podemos hablar un momento?, es que no sabíamos que el donante sería un niño y necesitamos que firmen este formato para darnos el permiso de usar su sangre.
Cuando estás leyendo el documento te das cuenta de que no ponen la cantidad que necesitarán y preguntas: ¿Cuánta sangre? La sonrisa del doctor desaparece y contesta: No pensábamos que era un niño... No estábamos preparados... ¡La necesitamos toda!!!. No lo puedes creer y tratas de contestar: "Pero, pero..." El doctor te sigue insistiendo: "Usted no entiende, estamos hablando de la cura para todo el mundo. Por favor firme, la necesitamos... Toda!!!"
Tú preguntas: ¿Pero no pueden hacerle una transfusión? Y viene la respuesta: ¡Si tuviéramos sangre limpia podríamos!!!...¿Firmará?... ¡Por favor!!... ¡Firme!!!...
En silencio y sin poder sentir los mismos dedos que tienen la pluma en la mano lo firmas. Te preguntan: ¿Quiere ver a su hijo? Caminas hacia esa sala de emergencia donde tu hijo está sentado en la cama diciendo: "¿Papi?, ¿Mami? ¿Qué pasa?..." Tomas su mano y le dices: Hijo, tu mami y yo te amamos y nunca dejaríamos que te pasara algo que no fuera necesario... ¿Comprendes eso? Y cuando el doctor regresa y te dice: "Lo siento, necesitamos empezar, hay gente en todo el mundo que está muriendo" ¿Te puedes ir?, ¿Puedes darle la espalda a tu hijo y dejarlo allí?... mientras el te dice: "¿Papi?, ¿Mami? ¿Por qué me están abandonando?".
A la siguiente semana, cuando ya todo el mundo se salvo de esa maldita enfermedad, hacen una ceremonia para honrar a tu hijo: algunas personas se quedan dormidas en casa; otras, no vienen porque prefieren ir de paseo o ver un partido de fútbol; y otras, vienen a la ceremonia con una sonrisa falsa fingiendo que les importa. Quisieras pararte y gritarle al mundo: "¡Mi hijo murió por ustedes!!!", ¿Que, no les importa?, "MI HIJO MURIÓ", "¿Que no se dan cuenta de cuanto los AMO?"
Viéndolo desde ese punto de vista se nos rompe el corazón.
DIOS, tal vez ahora podamos empezar a comprender que tan grande es TU AMOR POR NOSOTROS... QUE SACRIFICASTE A TU HIJO PARA SALVAR AL MUNDO.

viernes, 4 de enero de 2008

CARTA DE UN PADRE

CARTA DE UN PADRE
QUERIDO HIJO:

¿Sabes que mi sueño más grande sería volver a ser joven?, pero no pienses que esta ilusión absurda tiene como objetivo divertirme como lo hacía cuando joven o tener más tiempo ante la carrera de la vida, ¡no, nada de eso!, la causa de mi sueño eres tú. Sí, hijo mío, porque quisiera tener tu edad para poder sentarme a hablar contigo como un amigo, como esos que tanto aprecias y con los que prefieres conversar antes que prestarme atención a mí, a tu viejo padre, ese que tú dices que no te entiende y con quien a veces no cruzas más que unas breves frases en el curso de unas semanas. ¡Cuántas veces no he querido que me preguntes si deseo ir al cine o si quiero acompañarte al fútbol!.
Ahora, cuando trato de revisar en mis recuerdos mis relaciones contigo en los últimos tiempos, pienso que sí, que quizás he actuado a veces de una forma que no ha sido la más conveniente para ti. Pero es que con frecuencia nos ciega el exceso de amor, ese que nos lleva a agobiar al ser querido con nuestros cuidados, ese que, en un momento de peligro hace que demos la vida por la persona que queremos... Quisiera enseñarte todo lo que sé, resguardarte de todas las caídas, de todas las heridas que yo he sufrido, porque no podría soportar que la vida fuera cruel con lo que más quiero en este mundo. ¿Cómo quieres entonces que no te pregunte a qué hora regresas por la noche, o que no me interese por saber quiénes son tus amigos o que no te aconseje cuando pienso que tienes un problema?, yo sé, lo veo en tu mirada de fastidio, que "ésas son cosas de viejo", que prefieres que yo te tome como un ser adulto a quien no hay que cuidar, como ese hombre que ya quieres ser... pero no puedo contenerme, desde que he visto que mis cuidados te molestan, trato de controlarme, de verte salir a la calle como algo indiferente, de imaginarme que ya lo sabes todo. Y entonces me acuerdo de mi juventud, de mi adolescencia llena de alegrías, pero también de esos tragos amargos que yo quisiera que tú nunca tuvieras que probar.
Muchas veces me pregunto si no soy padre sólo para eso, para estar en tu camino y ayudarte a que no tropieces con las piedras que se interpusieron delante de mí... Pero en ese momento, cuando quiero decirte algo, descubro tus ojos con esa nota de cansancio, con ese brillo que nunca he querido pensar que es de burla. Pero hijo, ¿Si tú no vienes a mí, si me niegas la más mínima participación en tu mundo?, ¿cómo voy a hacer entonces para no morir poco a poco de angustia pensando en los peligros que pueden acecharte?.
¡Bien, te propongo un trato!, acércate un poco a mí, ven de vez en cuando, a contarme algo, pásame la mano por los hombros e invítame a dar una vuelta por la esquina, siéntate junto a mí, aunque sea unos minutos, en mi viejo sillón. Yo aprovecharé esos instantes para darte mis consejos, esos que se me quedan clavados en el corazón si no te los digo, te prometo no preguntarte más nada, no agobiarte con indicaciones cuando vayas a salir por la noche o fuera de la ciudad. Pero regálame esos instantes, déjame esos instantes, déjame hacerme al menos, la ilusión de que me oyes, de que, cuando lo necesites, tendrás mis palabras a la mano.
Aunque piense que no me escuchas, no importa, yo sé que esas frases se quedarán en ti, como todo lo que se dice con amor, con mucho amor.
TU PADRE