martes, 30 de septiembre de 2014

LIBRE DE PREOCUPACIONES

Deja a un lado las preocupaciones y te sorprenderás de la belleza del cielo, del color de las flores, del frescor de la brisa y de la generosidad del sol. Te sentirás parte de la creación, y la vida empezará a tener sentido. La mayor riqueza es saber apreciar lo que tenemos y lo que somos. Pensar en lo que los demás están haciendo puede darte dolor de cabeza. En lugar de ello, piensa en lo que tienes que hacer. Házlo, y verás cómo te sientes. Nadie en realidad te produce intranquilidad. Tú eres tu propio amigo o tu propio enemigo. Son tus limitaciones, debilidades, expectativas y hábitos negativos los que te roban la paz y te hacen sufrir. Si alguien está haciendo algo erróneo, en lugar de perder tu paz y dejar que la mente se queje, pregúntate: "¿Qué puedo hacer yo para beneficiar a esa persona?" Una de las principales razones por la que hay tanto miedo en nuestra sociedad es que pasamos la mayor parte del tiempo escuchando noticias negativas sobre violencia y conflictos. Proponte cambiar de tema y hablar de lo que la vida te ofrece. Es necesario crear esperanzas y entusiasmo en el futuro y una visión más positiva de la realidad del presente. De esta forma promovemos la paz. La humanidad es como un árbol, cada ser humano está conectado con la Semilla y pertenece al mismo árbol. La belleza del árbol es que tiene diferentes ramas y en cada una innumerables hojas. Cada individuo también es diferente y tiene su propio papel. Piensa en lo que tenemos en común y apreciarás a cada ser humano. Esta es una clave para permanecer en paz.

lunes, 22 de septiembre de 2014

UNA FLOR

Había una joven muy rica, que tenía todo: un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo donde le pagaban muy bien, una familia unida.

Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo su tiempo y su vida estaba mal en algunas áreas. Si el trabajo consumía mucho tiempo, abandonaba a sus hijos, si surgía algún problema, ella dejaba de lado a su marido… Y así, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después,
Hasta que un dia, su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo: una flor muy cara y rarísima, de la cual habia apenas un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo:

“Hija, esta flor te ayudara mucho mas de lo que tu te imaginas! Únicamente necesitas regarla y podarla de vez en cuando, ocasionalmente conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y las más lindas flores.”
La joven la recibió emocionada, pues la flor era de una belleza sin igual. Mas el tiempo fue pasando, los problemas surgían, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor.
Ella llegaba a casa, miraba la flor y aún estaba ahí, no mostraba ningún signo de debilidad o muerte, siempre, linda, perfumada. Entonces ella pasaba sin prestarle más atención.
Hasta que un día, sin más, la flor murió. Ella llego a casa y se llevó un susto! Estaba completamente muerta, sus raíces estaban resecas, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La Joven se echó a llorar y le conto a su padre lo que había acontecido.
Su padre entonces respondió:
“Imagine que eso ocurriría, y no puedo darte otra flor, porque no existe otra igual a ella, era única, así como tus hijos, tu marido, tus amigos y toda tu familia.
Todos son bendiciones que el Señor te dio, pero debes aprender a regarlos, podarlos y dar atención a ellos, pues asi como la flor, los sentimientos también mueren. Tú te acostumbraste a ver la flor viva, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla. Cuida a las personas que amas!”
Y tú?… Cuidas de las bendiciones que Dios te ha dado? Proteges esa flor, pues forman parte de las bendiciones del Señor: Él nos las da, mas nosotros somos lo que debemos cuidar de ellas.

lunes, 15 de septiembre de 2014

EL LADRILLO

Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar último modelo, con precaución de no toparse con un chico cruzando la calle sin mirar, y al bajar la velocidad; sintió un estruendoso golpe en la puerta, y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso auto.

Trancó los frenos, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad a donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico auto.

Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia un auto estacionado; le gritó a toda voz: ¿Qué rayos fue eso?

¿Quién eres tu? ¿Qué crees que haces con mi auto? Y enfurecido casi botando humo, continuó gritándole al chiquillo: ¡Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte caro! ¿Por qué hiciste eso?

"Por favor, Señor, por favor. Lo siento mucho! no sé que hacer", suplicó el chiquillo. "Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía”. Lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado.

"Es mi hermano", le dijo. “Se descarriló su sillón de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo: "Puede usted, por favor; ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado, y pesa mucho para mí solito". Soy pequeño.

Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó grueso el taco que se le formó en su garganta.
Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó en su silla nuevamente sacando su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y el sucio de sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo especial.

Luego de verificar que se encontraba bien, miró; y el chiquillo le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie... "DIOS lo bendiga, señor...y muchas gracias" le dijo.

El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.

El ejecutivo no ha reparado aún la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo; para recordarle el no ir por la vida tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.

DIOS nos susurra en el alma y en el corazón. Hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.

Escoge: Escucha el susurro... o el ladrillazo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El Tazón del Abuelo

EL abuelo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Sus manos temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. El abuelo y su familia se reunían todos los días para comer; pero sus manos temblorosas y la vista enferma le causaban dificultades para alimentarse. La comida caía de su cuchara al suelo y, cuando intentaba tomar el vaso, derramaba el contenido sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". Así que el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba a la hora de comer. Como el abuelo había roto varios platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando, miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver algunas lágrimas sobre su rostro triste, mientras intentaba alimentarse solo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con unos trozos de madera en el suelo. Le preguntó: "¿Qué estás haciendo, hijo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando sean como el abuelo, yo les pueda servir la comida en ellos. Sonrió y siguió con su tarea. Las palabras del pequeño golpearon muy fuerte a sus padres, quebrantando sus corazones de tal forma que quedaron sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas y a pesar de que ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer. Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa junto a ellos. Y, por alguna razón, el matrimonio no se molestaba más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel. Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan todos los mensajes. Si ven que proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas. Los padres y madres deben escucharlos, ya que muchas veces Dios nos quiere llamar la atención o decirnos algo a través de ellos, no seamos orgullosos pensando que sólo son niños, tengamos la suficiente sabiduría para analizar y meditar el mensaje que un niño nos puede dar. Seamos constructores sabios y modelos a seguir. He aprendido que la actitud y las palabras de un niño, pueden cambiar una vida. He aprendido que aún tengo mucho que aprender. "Cuando derramas amor, las personas que lo reciben jamás olvidarán lo que les hiciste sentir” y habrás logrado lo más hermoso: la sonrisa y la aprobación de Dios” Cuidemos a nuestros ancianos que son la experiencia y el amor de nuestras vidas