viernes, 1 de agosto de 2014

EL BOMBERO DE ARIZONA

La madre de 26 años se quedó absorbida mirando a su hijo que moría de leucemia terminal. Aunque su corazón estaba agobiado por la tristeza, también ella tenia un fuerte sentido de determinación. Como cualquier madre, deseaba que su hijo creciera y realizara todos sus sueños, pero ahora eso no era posible para su hijo. La leucemia no se lo permitiría. Pero aun así, ella todavía quería que los sueños de su hijo se realizaran… Ella tomo la mano de su hijo y le preguntó: “Billy, ¿alguna vez pensaste en lo que querías ser cuando crecieras? ¿soñaste alguna vez y pensaste en lo que harías con tu vida?“ “Mami, siempre quise ser un bombero cuando creciera”. La madre se sonrió y dijo: “veamos si podemos hacer realidad tu sueño”. Ese dia, mas tarde, ella se dirigió a la Estación de Bomberos de Phoenix, Arizona. Allí conoció al bombero Bob, un hombre con un corazón grande como Phoenix. Ella le explicó el último deseo de su hijo y le pregunto si era posible darle a su hijo de seis años un paseo alrededor de la cuadra en un camión bombero. El bombero Bob dijo: “mire, podemos hacer algo mejor que eso. Tenga a su hijo listo el miércoles a las 7 en punto de la mañana y lo haremos un 'bombero honorario' durante todo el día. Él puede venir con nosotros aquí a la estación, comer con nosotros, salir con nosotros cuando recibamos llamadas de incendios, por todo lo ancho. Y si usted nos da sus medidas, le conseguiremos un verdadero uniforme de bombero, con un sombrero verdadero que lleve el emblema de la estación de bombero de Phoenix, no uno de juguete, sino el emblema amarillo que nosotros llevamos y sus botas de hule. Todo eso es hecho aquí en Phoenix, así que nos es fácil conseguirlo bastante rápido.” Tres días más tarde el bombero Bob recogió a Billy, le puso su uniforme de bombero y lo condujo desde la cama del Hospital hasta el camión bombero. Billy tuvo que sentarse en la parte de atrás del camión y ayudar a conducirlo de regreso a la estación. Él se sentía como en el cielo. Hubo tres llamadas en Phoenix ese día y Billy tuvo que salir en las tres llamadas. El fue en tres camiones diferentes. Fue en el microbús paramédico y también en el carro del jefe de bomberos. También le tomaron videos para las noticias locales de televisión. Habiendo hecho realidad su sueño y con todo el amor y la atención que le fue dada, Billy fue tocado tan profundamente en su corazón, que logró vivir tres meses más de lo que cualquier médico pensó que viviría. Una noche todas sus señales vitales comenzaron a decaer dramáticamente y el jefe de enfermería, que creía en el concepto hospicial que nadie debe morir solo, comenzó a llamar a los miembros de la familia para que vinieran al hospital. Luego, recordó el día en que Billy había pasado como si fuera un bombero, así que llamo al jefe de la estación y le preguntó si era posible que enviara a un “bombero” uniformado al hospital para que estuviera con Billy mientras entregaba su alma. El jefe le dijo: “haremos algo mejor” estaremos allí en cinco minutos. ¿Me hará un favor? Cuando oigan las sirenas sonando y las luces centelleando, podría anunciar por los altoparlantes que no hay ningún incendio, sino que es el Departamento de Bomberos que va a ver a uno de sus más finos miembros una vez más y, por favor, ¿podría abrir la ventana de su cuarto? Como cinco minutos más tarde, un gancho y la escalera del carro bombero, llegaron al hospital, y se extendieron hasta el tercer piso donde estaba la ventana abierta del cuarto de Billy y 16 “bomberos” subieron por ella y entraron al cuarto. Con el permiso de su mama, cada uno de ellos lo abrazo y lo arrullaban diciéndole cuanto lo amaban. Con aliento agonizante, Billy miro al jefe de los bomberos y dijo: “Jefe, ¿soy verdaderamente un bombero ahora?” El jefe le respondió:”si, Billy, lo eres”. Con esas palabras, Billy sonrió y cerró sus ojos por última vez. Recordemos que lo que los seres humanos necesitamos es el conocimiento y el amor de Dios manifestados a través de nuestros semejantes.