De los tantos defectos que tengo, los más sobresalientes son mi inseguridad, mi falta de constancia y mi orgullo. Sí, inseguridad para empezar hacer algo, y si lo empiezo falta de constancia para terminarlo y si tropiezo, orgullo para levantarme y seguir.
No me gusta la derrota, de hecho, me parece que todo ser humano debe valerse por sí mismo y no depender de nadie, ni siquiera emocionalmente y si tropieza no debe permitir que lo vean, porque esto puede ser motivo de burla o peor aún, se pueden aprovechar de tu estado vulnerable para sacar algún provecho (estas líneas que acabo de escribir sólo demuestran lo mal pensado que se puede llegar a ser, y eso es otro defecto).
No es fácil reconocer tus defectos como persona, es más, yo diría que todos hacemos el examen de consciencia, sabemos en qué fallamos, pero pocos hacen el intento de cambiar, y soy constante en esa afirmación porque muchas veces he hecho ese examen de conciencia y pocas veces he corregido esos errores, a veces creo que los engrandezco más.
No es malo tener defectos, de hecho, todos los tenemos, lo malo es no corregirlos y peor aún no reconocerlos y cuando hablo de reconocerlos no es de gritarle al mundo que los tienes, me refiero a saberlos llevar, a convivir con ellos y a mejorarlo, digo convivir con ellos porque hay defectos que no se pueden quitar y esos defectos que no se quitan, son los de afuera los que te hacen sentir de uno u otro modo diferente de los demás, ya sea porque eres bajito, gordo, una nariz chata, en fin.
Los llamo defectos por qué así le llamamos a la gracia de Dios. Sí la gracias de Dios es ponerte en este mundo de una forma u otra y esa gracia que nos parece fea… Le llamamos defecto, y después nos quejamos porque las cosas no salen bien, y ¿cómo van a salir bien si no estás conforme con lo que Dios te ha dado…? ¿O es que a él le agrada que desprecies el regalo de vida que te dio?
La vida de cada una de las personas de este mundo está llena de dificultades, unas más grandes que otras, todo depende de la forma como lo veas. Todos tenemos a alguien que queremos mucho y a alguien que no nos quiere, todos tenemos amigos, enemigos, verdaderos amigos y otros no tan verdaderos; problemas económicos otros quizás no los tienen, en fin.
En tantas cosas nos parecemos los unos con los otros, pero lo que nos hace diferente es la forma de ver la vida y como la enfrentamos y eso está en ti.
No mires tus defectos como un defecto, míralos como una invitación a ti mismo y a los demás de mejorar. Recuerda, el que escribe estas líneas es un ser humano como tú, quizás con más problemas que tú, con más defectos que tú, pero con las mismas ganas que tienes tú, de querer ser mejor.