Un hombre plantó una rosa y trabajó regándola constantemente.
Antes que de ella apareciese algún indicio, en la examinó y vio el botón que en breve abriría, mas notó espinas sobre el tallo y pensó,
"Como puede una flor tan bella venir de una planta rodeada de espinas tan
afiladas?"
Entristecido por este pensamiento, él se negó a regar la rosa y antes de estar pronta para abrir, ella murió.
Así sucede con muchas personas.
Dentro de cada alma hay una rosa:
Son las cualidades dadas por Dios.
Dentro de cada alma tenemos también las espinas:
Solo que falta que aparezcan nuestras rosas.
Muchos de nosotros nos miramos y vemos solo las espinas, los defectos.
Nosotros nos desesperamos, pensando que nada de bueno puede venir de nuestro interior.
Nos negamos a regar a cultivar dentro nuestro, y consecuentemente, eso muere.
Nunca percibimos nuestro gran potencial.
Algunas personas no ven la rosa dentro de ellas mismas.
Por lo tanto alguien más debe mostrárselas.
Uno de los mayores dones que una persona puede poseer o compartir es ser
capaz de pasar por las espinas y encontrar la rosa dentro de otras
personas.
Esta es la característica del amor.
Mirar una persona y conocer sus verdaderas faltas.
Aceptar a aquella persona en su vida, en cuanto reconoce la belleza en su alma
y ayudarla a percibir que ella puede superar sus aparentes imperfecciones.
Si nosotros mostramos a esas personas la rosa que está creciendo en su interior, ellas superarán sus propias espinas.
Solo así ellas podrán ver abrirse sus rosas, muchas veces.
lunes, 21 de enero de 2013
lunes, 14 de enero de 2013
SEGUNDA CHANSE
Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo, su heredero.
Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos.
Su padre siempre le advertía que sus amigos solo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después, lo abandonarían.
Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyan un pequeño establo.
Dentro de él, el propio padre preparó una horca y, junto a ella, una placa con algo escrito:
“PARA QUE NUNCA DESPRECIES LAS PALABRAS DE TU PADRE.”
Más tarde, llamó a su hijo, lo llevó al establo, y le dijo:
“Hijo mío, yo ya estoy viejo y, cuando yo me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío...
Y yo sé cual será tu futuro.
Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos.
Venderás todos los bienes para sustentarte y, cuando no tengas mas nada, tus amigos se apartarán de ti.
Solo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado.
Fue por esto que construí esta horca.”
“Quiero que me prometas que, si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella.”
El joven se rió, pensó que era un absurdo, pero, para no contradecir al padre, prometió, pensando que eso jamás podría suceder.
El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo, pero, así como su padre había previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta la propia dignidad.
Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto.
Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir:
“Ah, padre mío...
Si yo hubiese escuchado tus consejos... Pero ahora es demasiado tarde.”
Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vio el establo. Con pasos lentos, se dirigió hasta allá y entrando, vio la horca y la placa llenas de polvo, y entonces pensó:
“Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude darle alegría cuando estaba vivo, pero, al menos esta vez, haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada mas...”
Entonces, él subió los escalones, se colocó la cuerda en el cuello, y pensó:
“Ah, si yo tuviese una nueva chance...”
Entonces, se tiró desde lo alto de los escalones y, por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta...
Era el fin.
Pero el brazo de la horca era hueco. Se quebró fácilmente y el joven cayó al piso.
Sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, safiros y brillantes, muchos brillantes...
La horca estaba llena de piedras preciosas y una nota también cayó en medio de ellas.
En ella estaba escrito:
Esta es tu nueva chance.
¡Te amo hijo!
A quiénes compartieron una sonrisa, una lágrima, un sueño,
Un momento en la vida con las reflexiones les deseo de todo corazón
¡Feliz Año 2013!
Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos.
Su padre siempre le advertía que sus amigos solo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después, lo abandonarían.
Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyan un pequeño establo.
Dentro de él, el propio padre preparó una horca y, junto a ella, una placa con algo escrito:
“PARA QUE NUNCA DESPRECIES LAS PALABRAS DE TU PADRE.”
Más tarde, llamó a su hijo, lo llevó al establo, y le dijo:
“Hijo mío, yo ya estoy viejo y, cuando yo me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío...
Y yo sé cual será tu futuro.
Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos.
Venderás todos los bienes para sustentarte y, cuando no tengas mas nada, tus amigos se apartarán de ti.
Solo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado.
Fue por esto que construí esta horca.”
“Quiero que me prometas que, si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella.”
El joven se rió, pensó que era un absurdo, pero, para no contradecir al padre, prometió, pensando que eso jamás podría suceder.
El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo, pero, así como su padre había previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta la propia dignidad.
Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto.
Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir:
“Ah, padre mío...
Si yo hubiese escuchado tus consejos... Pero ahora es demasiado tarde.”
Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vio el establo. Con pasos lentos, se dirigió hasta allá y entrando, vio la horca y la placa llenas de polvo, y entonces pensó:
“Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude darle alegría cuando estaba vivo, pero, al menos esta vez, haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada mas...”
Entonces, él subió los escalones, se colocó la cuerda en el cuello, y pensó:
“Ah, si yo tuviese una nueva chance...”
Entonces, se tiró desde lo alto de los escalones y, por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta...
Era el fin.
Pero el brazo de la horca era hueco. Se quebró fácilmente y el joven cayó al piso.
Sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, safiros y brillantes, muchos brillantes...
La horca estaba llena de piedras preciosas y una nota también cayó en medio de ellas.
En ella estaba escrito:
Esta es tu nueva chance.
¡Te amo hijo!
A quiénes compartieron una sonrisa, una lágrima, un sueño,
Un momento en la vida con las reflexiones les deseo de todo corazón
¡Feliz Año 2013!
lunes, 7 de enero de 2013
De ti depende
Unos obreros estaban picando piedras frente a un enorme edificio en construcción.
Se acercó un visitante a uno de los obreros y le preguntó:
-¿Qué están haciendo ustedes aquí?
El obrero lo miró con dureza y le respondió:
-¿Acaso usted está ciego para no ver lo que hacemos? Aquí, picando piedras como esclavos por un sueldo miserable y sin el menor reconocimiento. Vea usted ese mismo cartel.
Allá ponen los nombres de Ingenieros, Arquitectos, pero no ponen los nuestros que somos los que trabajamos duro y dejamos en la obra el pellejo.
El visitante se acercó entonces a otro obrero y le preguntó lo mismo.
-Aquí, como usted bien puede ver, picando piedras para levantar este enorme edificio. El trabajo es duro y está mal pagado, pero los tiempos son difíciles, no hay mucho trabajo y algo hay que hacer para llevar la comida a los hijos.
Se acercó el visitante a un tercer obrero y una vez más le preguntó lo que estaba haciendo.
El hombre le contestó con gran entusiasmo:
-Estamos levantando un Hospital, el más hermoso del mundo. Las generaciones futuras lo admirarán impresionados y escucharán el entrar y salir constante de las ambulancias, anunciando el auxilio de Dios para los hombres. Yo no lo veré terminado, pero quiero ser parte de esta extraordinaria aventura.
El mismo trabajo, el mismo sueldo, la misma falta de reconocimiento; una misma realidad. Tres maneras distintas de vivir la vida: como esclavitud; como resignación; como pasión, aventura y desafío.
Piensa que el mundo es un infierno y lo será. Piensa que este mundo es parte del Paraíso y lo será.
Vivir con ilusión, convertir el trabajo en una fiesta, sentirnos parte de las buenas obras...
¡¡¡¡¡De ti depende!!!!!
Espero que esta navidad el Niño Dios estuviera en sus hogares para llenarlos de dicha, amor y fraternidad y que el año nuevo lo recibieran con esos mismos deseos y con renovados brios para seguir adelante en los momentos que nos esperan en estos 365 nuevos días, donde cada uno de ellos es una nueva oportunidad de ser mejores, de corazón les deseo que sus anhelos se cumplan
Su amiga MARY.
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